Blanca Altable dio a luz a su hijo hace casi tres años. Un momento que coincidió con el lanzamiento de su primer álbum en solitario ‘Somos polvo‘, un disco compuesto durante su embarazo y la pandemia.
Hoy presenta ‘Las formas del agua‘, un álbum que gira entorno a esa virtud creadora del agua y en el que la maternidad vuelve a tener un peso fundamental. Con un estilo único, la violinista se apoya de sus orígenes de músico de raíz para componer empleando su loop station.
Hablamos con Blanca Altable sobre cómo ha sido el proceso creativo detrás de ‘Las formas del agua’, cómo ha influido la maternidad en este trabajo y cómo es ser madre y músico.
Tu música se apoya en dos patas fundamentales, el folclore tradicional y la electrónica del loop station y los efectos de sonido, ¿Cómo convergen estos dos elementos en ‘Las formas del agua’?
Creo que es algo más interno, porque a nivel externo este disco es todo de composición, no hay nada tradicional. En el anterior si que hay una pieza que es tradicional y que funciona como nexo de los dos mundos, en este nuevo disco no la hay.
Entonces es más interno porque yo no puedo escapar de ese background que me ha construido. Imagino que, de alguna manera, se siente también cuando escuchas el disco, te resuena.
Por otra parte, es muy universal también porque tengo otras influencias. Yo creo que es ahí donde se juntan, pero aun así sigo teniendo mi vida de músico más de raíz.
Cuando escuchas este álbum vas notando como las canciones se van construyendo por capas, creando una atmósfera sonora potenciada por el uso del loop station. ¿Cómo es el proceso creativo detrás de tus canciones?
Es muy fácil en realidad. Mi pedal tiene varias pistas, entonces grabas una idea en una de ellas y vas trabajando como por capas, por secciones.
En mi caso, surge todo desde la improvisación. Voy grabando unas capas y sobre ellas improviso melodías y me inspiro para otras pistas. Así, con el tiempo, se van construyendo ideas. Cuando hay algo que me parece interesante de esto que ha sucedido en mi ensayo, lo grabo en la pedalera y lo voy desarrollando después.
¿Y es fácil adaptarlo en el directo?
En el directo requiere mucha concentración porque al final es n instrumento más y si la lías en una cosa te puede variar toda la historia de la canción y tienes que esperar más ciclos. Es un poco lioso.
Además, en este disco las canciones se han hecho desde el loop, pero más desde la vista de la producción que desde la pedalera en sí. Entonces, tenemos un plus en el directo. Vamos a tener que readaptarlas.
Surgieron en la pedalera, se llevaron al estudio y ahora van a volver a la pedalera para los conciertos. Tenemos que ver cómo adaptarlo, es un 90% probable que se lleve a cabo con un bajo y una batería, que haya más personas de apoyo para poder centrarme solo en algunas capas.
Tanto en este disco como en el anterior has contado con Samuel Peñas en la producción. ¿Qué te ha aportado?
Samu es un mago, además de ser un gran amigo y súper buena persona. A mí me aporta muchísima confianza porque es un profesional como la copa de un pino.
También su versión sonora me parece de mucha calidad. No conozco a nadie que tenga ese espectro sonoro, ni en esta ciudad ni en ninguna otra.
Samuel es un friki de la música.
Sí, totalmente, en el buen sentido.
Es maravilloso porque de repente te saca referencias que tiene él y te dice: “¿Has escuchado a ‘no sé quién’? Esta canción me suena a este artista”, y no lo conoces, pero lo escuchas y dices “ah pues sí, sí que suena similar”. Un friki.
¿Disfrutas más la etapa de composición o la de girar y hacer conciertos?
Son muy diferentes. Me gusta mucho componer, mola mucho, pero es verdad que el directo siempre te atrapa. El directo es muy guay porque todo evoluciona mucho. Son dos procesos creativos diferentes al final.
Parece que sacas el disco y ya está hecho pero luego tienes que ir construyendo el directo con los conciertos, los ensayos, las residencias, crear con tus compañeros… No sabría decir cuál disfruto más, pero si me nutre mucho el directo por estar rodeada de más músicos.
Respecto a tu anterior trabajo, en este se siente que todo es mas grande, que ha crecido, que hay una atmosfera mas profunda. ¿Qué ha cambiado respecto al anterior álbum?
En ‘Somos polvo’ el concepto era muy claro. Todo lo quería hacer desde mi violín porque había surgido en el confinamiento y estando embarazada, y había estado mucho improvisando, estudiando mucho. Al final, se mezclaron temas que ya estaban compuestos antes de eso con temas que se compusieron en ese mismo momento.
Por una parte, sí que se buscaba que el sonido fuera amplio, pero todo salía desde el propio violín. Ahí ocurre que aunque puedas jugar con diferentes sonoridades, con los conocimientos que yo tenía en ese momento, se queda todo en algo mucho más orgánico.
Ahora ha madurado ese concepto y se ha abierto mucho. Estoy explorando otros territorios.
‘Somos polvo’ lo compusiste en pandemia y embarazada, y en este nuevo álbum ya había nacido tu hijo. Por ejemplo, ‘Niño de invierno’ es un tema que compusiste observando a tu hijo jugar ¿Ha influido en este nuevo disco esta nueva etapa de la maternidad igual que en el otro influyó el embarazo?
Absolutamente. De hecho el estado de gestación es un momento muy curioso en la vida de una mujer, es muy creativo, muy amoroso… no sé explicarte. Y luego cuando eres madre tu día a día es muy hardcore, verdaderamente cañero.
Este disco de hecho, se llama ‘Las formas del agua’, pero tiene muchísimo que ver con todo este viaje de mi maternidad y de las aguas de la maternidad, desde la sangre del puerperio hasta los llantos, la leche, los baños que consigues darte una vez cada mil años para relajarte. Es el agua que me acompaña.
Lo reflexionaba el otro día y está como distribuido, no es muy claro para el oyente, pero sí que está como en tres estados. En uno mas solido, otro que son más las nubes, otro que es mucho más fluido, y en los tres hay maternidad. Son como clicks que ha hecho la maternidad en mí.
Se ve muy bien en My Lion, Mamma Lion, en el que una mamá leona necesita el agua para calmar ese fuego del día a día de las madres que son la hostia.
“Pensé, si hubiera un Dios, sería el agua.”
¿Es fácil compaginar la maternidad con la música?
No, es muy exigente.
La maternidad me he dado cuenta de que es muy motivadora para componer. Yo misma me hacía esta pregunta de “¿Me ha quitado la maternidad tiempo de creatividad?” Y la respuesta fue que no. Sí que tienes muchísimo menos tiempo, pero mucha más inspiración.
Es complejo, siendo músico, siendo enfermera, siendo profesora, pero en cualquier profesión artística es mucho más exigente.
El agua es como el eje conductual del álbum. Hay temas como en ‘Invocación’, que acabas con un mantra que dice “Me lluevo, me florezco”, y también está presente el agua en forma de nieve en ‘Niño de invierno’. ¿Qué ha significado el agua para ti para componer este disco?
Para mí el agua es mi musa.
Si lo piensas bien, el agua es creadora. El agua es continente y contenido al mismo tiempo, sin agua ni tu ni yo estaríamos aquí, ningún organismo estaría aquí.
Pensé, si hubiera un Dios, sería el agua. Siguiendo esta analogía, si el agua fuera una divinidad, todos nosotros tenemos esa divinidad dentro, ese poder de reestructurar nuestro agua, de que nuestro agua esté saludable y en armonía. Y todo este conocimiento es a través de observarla como musa, como algo que veneras que es al final lo que es una musa. Observar su belleza y sus cualidades me ha traído ese contenido y me parece muy bello.
Antes has hablado de My Lion, Mamma Lion, hecha solo con voz y percusión, una canción que irradia alegría. ¿Crees que tu música es optimista?
No sé si es optimista, pero a veces cuando vuelvo a escuchar mis temas con perspectiva sí me doy cuenta de que tiene un punto esperanzador, sobre todo en este disco. El anterior era más oscuro, a pesar del momento tan feliz del embarazo, me da la sensación de que es mucho más oscuro en ciertos momentos el otro disco.
También estábamos viviendo otro momento. Este lo veo más abierto, más esperanzador, tiene esa necesidad de esperanza. No sé si es optimismo, pero sí lo percibo.
Tu música, aunque hay palabras, es esencialmente instrumental. Aun así intentas que tus canciones cuenten historias. ¿Crees que la música es mas fuerte para narrar que las palabras?
No sé si es más fuerte. Digamos que ambas, tanto la música como las palabras, son poesía. Creo que son dos lenguajes muy potentes para contar historias.
Muchas veces en las palabras se puede usar lo no evidente, el significado entre líneas de las cosas; y en la música el explorar imágenes para recrear cosas que quieres contar. Son dos lenguajes diferentes, pero muy ricos. Cuando se aúnan surgen piezas brillantes, pero no creo que una u otra sea mejor o más fuerte, solo que responden a sistemas diferentes de codificación. A mí me gusta pensar en esas historias porque ayuda a establecer el discurso de tus composiciones.
Este disco cuenta con varias colaboraciones . ¿Cómo ha sido trabajar con ellos, qué te han aportado?
Ha sido un regalo trabajar con ellos. Son todos amigos míos.
Coco y yo nos conocimos en Venecia hace muchos años, de Erasmus. Ella es artista plástica y además junto con Iván tiene un grupo de música electrónica de ambiente que se llama Menhir. Trabajar con ellos fue un regalo porque cuando alguien escucha tu música desde fuera te aporta mucho. En este caso fue la simplicidad, porque yo tendía a ser muy barroca con esto de las capas y de repente te dicen “¿Por qué no vacías aquí y aquí y te quedas solo con esto?” y de repente dices “Pues sí, pues tienes razón”. Fue una maravilla.
Alex es amigo querido porque además tenemos un proyecto en común y tenia que estar en el disco. Y a Diana la conocí a través de Álvaro Barriuso y ella es una percusionista increíble, así que cuando pensé en darle un lugar predominante a la percusión en algunas canciones, la primera persona que se me vino a la cabeza fue ella.
“Como madre, como trabajadora, no tengo energía para estar produciendo y tocando constantemente y con prisas”
Has ido a muchas ciudade, pero has desarrollado tu carrera en Burgos. ¿Es fácil haciendo algo tan poco habitual como lo que haces?
En Burgos me siento querida y siento que la gente aprecia lo que hago. Sí es cierto que, como en cualquier otra ciudad de este tamaño, llega un momento que tienes un tope y tienes que buscar hacia fuera que te conozcan en otros lados
Creo que Burgos es una ciudad muy musical y que los burgaleses verdaderamente aprecian la buena música y apoyan muchos estilos diferentes, pero llega un momento en que es complejo a no ser que des clases o algo así.
¿Cuándo vas a presentar el disco?
Estoy siendo un poco subversiva respecto a la sociedad posmoderna. Parece que tienes que sacar un disco y tener ya la gira y tener ya todo atado y mira, yo me bajo del carro.
Como madre, como trabajadora, no tengo energía para estar produciendo y tocando constantemente y con prisas. Porque al final siendo músico eres tu productor, tu manager, tu community mannager, tu todo.
Me he propuesto hacerlo en 2024, a principios de año. Estoy montando ahora el espectáculo, pero lo voy a hacer tranquila y desde un sitio sin prisas y con mucha belleza, concentración y calidad. No quiero verme obligada a nada.
Puedes escuchar ‘Las formas del agua’ desde hoy en todas las plataformas digitales (YouTube, Spotify o Apple Music).