
‘Una película de Minecraft’ ha desbancado a ‘Super Mario Bros.: La película’ como la adaptación de videojuegos más taquillera en su primer fin de semana. En total, ha recaudado más de 300 millones de dólares en todo el mundo (275,7 millones de euros). Todo ello, tras uno de los tráileres más criticados por los fans y un aluvión de reseñas negativas por parte de la mayoría de medios especializados. Pero, ¿a qué se debe entonces el éxito de la película?
Muchos defienden que el fenómeno fan ha tenido un papel clave o que la viralización en redes sociales de reacciones exageradas, memes y vídeos en TikTok ha empujado ala público a las salas, y es probable que esto haya ayudado. Pero quizás la explicación es más fácil: ‘Una película de Minecraft’ es, sencillamente, una buena película.
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Sin entrar en spoilers ni desvelar ninguno de los gags del filme, el primer acto es puro oro. Se nota la batuta de Jared Hess, director de películas como ‘Napoleon Dynamite‘ y ‘Nacho Libre‘; con una sorprendente capacidad cómica para presentar a los personajes, el mundo de Minecraft y una historia que lleva al extremo los tópicos. Con chistes tanto para los más pequeños cómo para sus padres, y una dirección e imaginería únicas, todo ello sin tomarse para nada en serio lo que allí estaba pasando.
Y entonces llega la pregunta de siempre: ¿qué esperaban los críticos de una película que ni siquiera se toma en serio a sí misma? Jason Momoa certificando que su carrera interpretativa va de lleno hacia papeles cómicos y Jack Black en el papel de Jack Black, esta vez bajo el seudónimo de Steve, encabezan un reparto en el que, sí es cierto, deja al resto de protagonistas en un segundo plano.
Desde hace años, consulto Rotten Tomatos como termómetro casi perfecto para medir si la película es buena realmente o es todo un espejismo, y casi nunca falla, los espectadores siempre tienen la razón, ya sea cine de autor o una película palomitera como esta. En cambio, la crítica suele caer en la desvirtuación de lo comercial para seguir manteniendo su status en un mundo en el que cada vez son menos relevantes.
En esta ocasión, 88% de los fans dicen haber disfrutado de la película, mientras que solo el 49% de los críticos aprueban la cinta. Una brecha entre crítica y público que crece, al igual que lo hacen los ingresos de los grandes estudios con estas propuestas.
De nuevo, el fenómeno fan demuestra más sensatez que ciertos redactores de revistas especializadas. Las críticas, por el contrario, parecen escritas desde un púlpito donde lo único que vale es el cine de autor en el que hay subtextos, drama existencial o profundidad narrativa; no se puede medir desde el mismo prisma la adaptación casi paródica de un videojuego que lo nuevo del nuevo director independiente reconocido, pero Minecraft es una buena adaptación y una buena película.
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Se nota que los guionistas y el director han jugado a Minecraft y saben cómo se juega a Minecraft. Con gags con el que los que hemos jugado al juego nos podemos sentir identificados y referencias constantes a momentos reales que se viven en el juego. Sin duda, la película está hecha por y para los fans. ¿Está pensada para todos los públicos? Rotundamente no. ¿Es una revolución en la historia del cine? Ni de lejos. Pero es una buena adaptación, una buena comedia y una película colorida que, al menos, no pretende ser más de lo que es.