Alejando Quincoces

Alejandro Quincoces, desde niño sintió una verdadera vocación por el dibujo y la pintura, lo que ocasionó que se decantara por estudiar la carrera de Bellas Artes. Esta pasión le ha llevado a ser un pintor muy prolífico que ha expuesto en toda España y en gran cantidad de países europeos (Italia, Francia, Alemania, Suiza, Chequia, Austria, Bélgica) así como en Estados Unidos, Australia o China, tanto en exposiciones individuales como colectivas. También ha obtenido más de cien premios, de los que solamente citaremos como más relevantes: el Premio BMW, el Nacional de Artes Plásticas de Valdepeñas y el Premio de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Florencia. Esto da testimonio de que estamos ante uno de los artistas mejor valorados del panorama nacional.

Sus obras son interpretaciones de grandes ciudades, espacios industriales, puentes, grandes panorámicas, siendo sus últimos temas los desastres naturales, incendios, etc., todo ello tratado con una cierta visión romántica, pero con una gran fuerza pictórica, donde su paleta no necesita de excesivo color para expresarse y utilizando las luces nocturnas para iluminar la oscuridad de la noche en muchas de sus obras. Su pincel se mueve con cierta libertad sobre el lienzo y utiliza muchas técnicas, como las veladuras, el frotado, etc., para conseguir ese resultado que obligue al espectador a enfocar aquello que solo está matizado en su obra. El resultado final es un expresionismo abstracto que, aunque parezca una foto fija, hace que sus obras reflejen el movimiento, el transcurrir del tiempo, la actividad imparable.

Algunas de sus obras pueden recordarnos a Turner y tener cierto paralelismo con la obra de Jeremy Mann (EEUU, 1979), exponente del impresionismo urbano moderno y en algunos casos de Martha Diamond (EEUU, 1944), en sus pinturas de edificios. Una poética compositiva y cromática con un resultado plástico muy sugerente y que no deja a nadie indiferente. Alejandro Quincoces domina el dibujo y la perspectiva en la composición de sus cuadros ofreciendo al visitante una visión amplia, a veces casi infinita, pero a la vez abarcable y reconocible.