Grâce Dakpogan llega a Burgos este fin de semana para celebrar un concierto solidario a beneficio de la Fundación Panzi. Esta organización es la encargada del Hospital de Panzi, un centro sociosanitario por el que han pasado más de 50.000 mujeres supervivientes de la violencia sexual en la República Democrática del Congo.
La gran mayoría de las pacientes del hospital son victimas de la guerra de Kivu, un conflicto armado que lleva 20 años azotando el este del país africano y donde la violencia sexual es usada a diario como arma de guerra.
Congo es un territorio rico en cobalto, coltán y oro, materiales muy codiciados por las multinacionales, ya que sirven para la fabricación de móviles, aparatos electrónicos o coches eléctricos. Para conseguir el control de la explotación de estos recursos, las milicias ejercen una destrucción sistemática y planificada de los órganos de mujeres y niños a través de violaciones, mutilaciones y agresiones.
La violencia ejercida no se limita a la violación, sino que después de agredir sexualmente a mujeres y niños los mutilan usando cuchillos o armas de fuego. De esta manera, consiguen ejercer el control sobre las aldeas a través de la cultura del terror, consiguiendo saquear los recursos de la zona sin que nadie presente oposición.
Según la ONU, la provincia de Kivu Sur es la peor región del mundo para vivir si eres mujer y se calcula que se producen unas 20 violaciones diarias. Para estos grupos armados, la violación es un arma de guerra y con ella han creado un estado de terror entre las mujeres congoleñas.
Los relatos de muchas de las victimas son estremecedores y así quedaron reflejados en el cortometraje documental ‘Mama’, de Pablo de la Chica. Galardonada con el Goya a Mejor Cortometraje Documental en 2022, esta película narra la historia de Mama Zawadi, superviviente de varias agresiones sexuales, que consiguió refugio en el Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro.
Un hospital para sanar cuerpo y alma
En la ciudad de Bukavu, capital de la provincia de Kivu del Sur, existe un lugar en el que las supervivientes de la violencia sexual pueden recuperar su esperanza: el Hospital de Panzi. Este centro sanitario está especializado en ofrecer tratamiento a las victimas de la violencia sexual. Un hospital donde no solo se tratan las heridas de las supervivientes, sino que también se ofrecen servicios legales y psicosociales para sus pacientes.
Este centro sanitario fue fundado en 1999 por el ginecólogo Denis Mukwege. De pequeño, Mukwege acompañaba a su padre, un pastor pentecostal, cuando visitaba a los enfermos de la comunidad. Esto le inspiró más tarde para dedicarse a la medicina. Tras visitar a varios pacientes del Hospital Lemera y darse cuenta de que por falta de atención médica sufrían complicaciones en sus partos, decidió encaminar su carrera hacia la ginecología y la obstetricia.
Fue en el año 1999 cuando decidió dar un vuelco a su carrera para fundar este hospital. Una tarea que no ha sido fácil para el Dr. Mukwege, que ha sido perseguido por defender los derechos de las mujeres de su país.
En octubre de 2012, tuvo que abandonar el país junto a su familia tras sufrir un ataque violento en el que su amigo y guardaespaldas, Joseph Biziman, perdería la vida. Unos hechos que ocurrieron justo después de que declarará que los responsables de la violencia sexual debían de ser llevados ante la justicia, incluido el gobierno congoleño y los grupos de milicianos que continuaban agrediendo a niños y mujeres en el este del país. A pesar de los riesgos que suponía volver al país tras estos hechos, la gran cantidad de pacientes y sus colegas congoleños le hicieron regresar al Hospital de Panzi en enero de 2013.
Denis Mukwege se ha convertido en el principal experto mundial en reparación del daño físico causado por las violaciones en grupo. Tratando a miles de victimas desde 1999, algunas de ellas más de una vez, y realizando hasta 10 cirugías diarias en jornadas de trabajo de 18 horas. Su labor fue reconocida a nivel mundial en 2018, año en el que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su esfuerzo por erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados.
Grâce Dakpogan, música y derecho para combatir la violencia sexual
Grâce Dakpogan conoció el conflicto congoleño en 2015 de casualidad. En ese año, la cantante francesa había comenzado a hacer conciertos benéficos por África y, de repente un día, descubrió lo que estaba sucediendo en la República Democrática del Congo.
Durante los siguientes meses estuvo leyendo e investigando sobre el conflicto y su orígenes, descubriendo los crímenes de guerra que se estaban cometiendo contra los civiles y, en especial, contra las mujeres. Tras un primer estado de conmoción, decide hacer algo para revertir esta situación y comienza a recaudar fondos para el Hospital de Panzi.
Su vida cambia el 11 de mayo de 2019 cuando conoce en persona al Dr. Mukwege en la Universidad de la Sorbona en París. El Premio Nobel de la Paz estaba dando una conferencia y al terminar pudo hablar con él durante unos minutos. En ese momento, decidió que debía hacer algo más, que debía involucrarse en la lucha por los derechos de las mujeres en Congo y en 2022 decide matricularse en la Sorbona para estudiar Derecho.
Charla coloquio y concierto solidario en Burgos
Este fin de semana, Grâce Dakpogan llega a Burgos para seguir ayudando a las supervivientes de la violencia sexual en la guerra de Kivu. Lo hará con una ponencia y un concierto benéfico en colaboración de las ONGs burgalesas La Casa Grande y Anvó Africam.
La charla-coloquio tendrá lugar el viernes 14 de abril a las 19:30h en la sala Polisón. Para la cual, estará acompañada de Carmen Díaz, coordinadora de Anvó Africam. Por su parte, el concierto benéfico se celebrará el sábado 15 de abril en la Iglesia Evangélica IECUA.
Grâce Dakpogan cuenta con una larga trayectoria musical con un repertorio en el que mezcla diferentes estilos como rock, pop o jazz. Junto a ella estará la artista local Irade, que también colabora en esta iniciativa solidaria. Las entradas para el concierto cuestan 6€ y todos los fondos recaudados serán destinados a la Fundación Panzi.