Pablic S. presenta su nuevo disco Flores, un trabajo con letra cargadas de referencias culturales, reflexiones y filosofía que se mezclan entre ritmos lentos, loops repetitivos y escasez de baterías. Un álbum donde predomina el sonido lo-fi, pero donde también podemos encontrar pinceladas más experimentales.
Flores llega casi 3 años después de Underdog, el primer LP del rapero burgalés. Hablamos con él sobre este nuevo trabajo, pero también sobre su forma de concebir el rap, sus bloqueos creativos, la religión o la muerte.
Flores es tu segundo álbum, ¿cómo surge este nuevo disco?
Hacía mucho que no sacaba disco y me había puesto como meta que en 2022 quería acabar sacando un álbum sí o sí. Por octubre o septiembre hice balance y dije me tengo que enfocar en sacar un disco, porque soy especialista en empezar proyectos y dejar a medias otros. Entonces me dije, voy a recopilar las canciones que más me gustan que he ido haciendo hasta ahora y, en base a eso que tenga, escribo lo que veo que le faltan a esas canciones, para darles ese concepto, esa homogeneidad, y con eso saco un disco. Por eso son flores. Porque cada canción es distinta, cada voz está tratada distinta, todo dentro de la homogeneidad que he intentado dar.
Por la parte artística quería incluir a mi madre, Maite Orihuel de Grado, que pinta y su zona de confort son los paisajes. Me parecía una idea y un concepto bastante redondo. También en cuanto al nombre, en el disco anterior que se llamaba Underdog, pequé un poco de usar un nombre en inglés. Para este nuevo trabajo quería algo más de aquí, más castellano. Por eso salió Flores y ese ha sido el concepto en el que me he basado para sacar este álbum.
En este disco has trabajado con bastantes productores (Fresh Keff, C. Spaulding, Ochoa, Conde Rodríguez, Jocbeats, LeBleu, Mantequilloso, Dj Koo, Oka Miles y Bishop One) aún así se puede ver homogeneidad en todo el trabajo, ¿cómo ha sido este proceso creativo?
Es complicado, pero ha sido bastante orgánico todo. Porque para Flores fui trabajando poco a poco. Además, con todos los productores tengo muy buena relación, no es gente ajena a la que le he dicho “quiero trabajar contigo, pásame cosas”, que crea una relación fría o puramente profesional. Con todos considero que tengo una relación de amistad.
Al final fui trabajando poco a poco en cada uno de los temas hasta que tuve un volumen de material suficiente para decir “cojo estas canciones y me faltan 2, 3, 4 canciones para que todo sea redondo como a mí me gustaría”, y así salió el disco.
Trabajar con tanta gente, pero hacerlo despacio y sin ninguna pretensión al respecto, no ha resultado complicado, sino que ha sido enriquecedor en algunos aspectos.
También cuentas con colaboraciones vocales de OJota, Calogero TP, Priteo, Rapp Gotti y Johnny Doc, ¿cómo han nacido estas colaboraciones?
Es gente que me hacía mucha ilusión que estuviera en mi disco.
Por ejemplo, O Jota que es de Burgos, es colega mío y tenía su grupo Top Quality Camorra, pero se desvinculó de la música hace unos años, y me hacía mucha ilusión que estuviese allí. También está Priteo de Chinatown de Santander, que me hace mucha ilusión que esté porque me he criado escuchando su música.
El resto de gente que sale son amigos y personas que yo soy fan de ellos. Calogero, con el que tengo buena relación, o Jonny Doc y Rapp Gotti que últimamente están a la orden del día y sacando una trabajos muy buenos en la escena del rap, no quiero decir underground, sino en la escena del rap que a mí me gusta.
Se han juntado varias generaciones: gente con la que empecé, gente que escuchaba cuando era pequeño y gente a la que a día de hoy escucho a diario. Entonces ha sido un honor que todos ellos hayan querido formar parte de Flores.
Este álbum tiene un sonido lo-fi, que se acerca incluso a veces al jazz o a sonidos más experimentales, ¿por qué te dencantas por este sonido que no suele ser el habitual dentro del rap?
Hablando claro, la idea original de Flores, aunque como te he dicho fui haciendo temas y luego dije voy a dejar de crear por crear y darle el concepto, era que sacar algo un poquito lo-fi. Al final todas las instrumentales tienen una pincelada así como sucia, pero quería un sonido como el que se puede escuchar en los temas Invincible o Dinero y filosofía, que es un sonido más lo-fi. Luego al trabajar con los distintos productores fue por otro camino.
Yo me considero muy fan de la música sucia y que suene “mal”. Por ejemplo, todas las voces tienen distorsión. El sonar así tan sucio y que “muestre que la música la estás haciendo con pocos medios” es algo que en España hay gente que lo hace, pero que en Estados Unidos ese sonido sucio o grimy está a la orden del día y a mí me encanta.
La gente no sé lo creerá, pero Flores lo he grabado con un micrófono de 40 euros y lo he usado en mis voces. Entonces he querido dar ese sonido y también me gusta que la gente me vincule a ese sonido, a esas distorsiones, a ese sonido más guarro.
En Vida Rápida dices “En los Estados ya sería rico, aquí caña y paga el pincho”, y es que tu álbum esta plagado de referencias de los EE.UU. tanto en las letras como musicalmente, ¿por qué te influencia tanto Estados Unidos?
Para empezar el rap viene de allí. Así que la influencia sí o sí tiene que ser de allí. Luego te puedes enriquecer y hay gente que hace su música por otros lados del mundo y cogiendo su influencia natal, genial, me parece estupendo. Pero, el sonido que yo quiero hacer o que al menos en Flores está presente, en España no se está haciendo mucho. Incluso rompe con lo que es el rap hasta ahora.
Si te fijas, en el disco no hay casi baterías. Las que hay son las propias baterías que se han cogido para hacer la instrumental, son loops muy repetitivos, a veces no hay bajos… Toda esa ola que en Estados Unidos lleva haciéndose desde hace unos años, en España todavía no ha cuajado y no sé si llegara a cuajar. Somos muy pocos los que nos gusta y hacemos ese sonido.
A mí me ha pasado que he estado con personas que de vez en cuando escuchan rap y me han llegado a preguntar: “Pero, ¿tú qué música haces? Porque esto rap no es”. Todo esto es porque en Estados Unidos a día de hoy casi todo el rap de la escena underground está haciendo este sonido. Por eso digo que “en Estados ya sería rico”, porque allí la gente valoraría esto. Aquí en España, hay gente que lo valora, pero no acaba de cuajar.
Tampoco quiero ir de que he inventado nada. Porque aquí en España también hay gente que hace este sonido y a mí me encanta.
En Flores, el tema que abre el disco dices: “Odio rapear, pero no hago otra cosa, me siento Paper Boy”, ¿qué significa el rap para ti?
Para mí el rap es una pasión que se ha convertido en obsesión. Me he dado cuenta que me gusta hacer música, pero me he convertido en una persona muy perfeccionista. Lo que me ha generado muchos dolores de cabeza y que me cueste mucho publicar música, porque siempre estoy dando vueltas para mejorar. Al final, me gusta escucharme, me gusta ver el resultado final, pero le he dado tantas vueltas que al final acabo cansándome y no disfrutando del proceso en algunas ocasiones.
Esa frase es un guiño a un episodio de la serie Atlanta. En el que habla uno de sus protagonistas de un bloqueo creativo que tuvo y al final tiene que rapear porque es lo único que sabe hacer. Es como que “me encanta, pero hay veces que no y me toca hacerlo”, y me sentía identificado con esa escena.
En el disco hay muchas referencias musicales, cinematográficas, culturales… e igual de primeras no lo entiendes. Por ejemplo, cuando me pasó Rap Gotti su verso, lo escuché y dije que guay, pero después cuando me puse a mezclarlo dice una frase “Dushane in Summerhouse” y yo no la entendía, pero desde que me lo pasó hasta que lo mezclé me vi la serie de Top Boys y el protagonista se llama Dushane, y al principio no lo entendí, pero ahora lo entiendo. Entonces meter esas referencias a mí me gusta porque me pasa que, a veces, escucho gente que no entiendo las referencias y me pongo a escuchar sus canciones años después tras haber crecido culturalmente leyendo libros o viendo películas y series, y hay cosas nuevas que entiendo. A mí eso me parece mágico. Así, es algo esencial para mí incluir estar referencias.
Lo de “Odio rapear”, no es que lo odie y que me tengan que poner una pistola en la cabeza para escribir, es más por hacer más el guiño a la escena de Atlanta.
Además de referencias culturales, el disco tiene varias referencias religiosas. Una de las que me ha llamado la atención es la de Más profundo, donde dices “con una mano toco flujo, con otra la Bilbia”, ¿qué significa para ti la religión?
La verdad es que me lo dice mucha gente. Yo vengo de una familia cristina y creo que vivimos en una sociedad cada vez más cosmopolita, pero donde prima la religión cristiana. Sin querer hacer mucha apología de la religión de una manera u otra me he criado con ello. Tengo mi propio sentimiento con la religión y con las creencias.
No hago ninguna apología a nada, simplemente hablo de las referencias que he tenido a lo largo de mi vida y dilemas morales que me surgen entorno a la religión. Solo transmito con lo que he crecido y lo que he vivido.
¿Es rap cristiano? No, para nada, para nada.
Sí, yo no lo entendido así, pero me han llamado la atención algunas de estas referencias.
A mí en general, las religiones me parecen interesantes. Me resulta interesante cómo hay gente que dedica su vida a algo que no sabe a ciencia cierta, pero que le guía su vida. Es algo que me gustaría saber mucho más, no solo del cristianismo, sino de otras religiones.
Yo pienso mucho en la muerte, no como algo malo, pero pienso en ella. El que piense tanto en la muerte hace que piense en la religión porque las religiones se basan en dar un sentido a la vida. Como pienso tanto en ello tengo la religión muy presente. Tengo la religión cristiana, porque es la que conozco, no soy un experto ni muy practicante, pero si que la tengo presente porque es algo con lo que he crecido.
En Brillos y contrastes hablas sobre el paso del tiempo, sobre trascender, sobre la influencia del arista en los demás, ¿crees que un artista debe buscar trascender?
Lo bueno que tiene el arte es que puedes hacer lo que quieras. No hay unas pautas marcadas.
Yo cuando era pequeño escuchaba rap y eso a mí me ha generado un crecimiento y un desarrollo como persona de alguna manera. Mi actitud se debe a las influencias que he tenido cuando era pequeño y que ha día de hoy también sigo teniendo. Hay una especie de responsabilidad que tenemos los artistas es influenciar a las generaciones futuras, porque son los que van a seguir haciendo lo que tú haces.
Porque yo creo que todo es cíclico, la gente sube y luego baja, y esto pasa con todo en la vida. Entonces una responsabilidad que tenemos los artistas es mantener la esencia de lo queremos hacer viva y pensar en las generaciones futuras. Así que yo creo que sí, que una parte de la obra de un artista tiene que ser trascender. Igual no expresamente, pero sí de una manera transversal.