Mario Andreu espera sentado en la barra del San Patricio. Allí toma una cerveza junto con su guitarra y una libreta de la que se puede apreciar el desgaste del uso que se ha hecho de ella. Quizás uno de sus bienes más preciados, pues ahí guarda ideas y canciones.
Con más de una decena de mudanzas a sus espaldas, Mario Andreu ha sido un nómada durante su infancia y juventud. Desde pequeño ha recorrido pueblos y ciudades de toda Castilla y León a causa del trabajo de su madre, que era maestra. Ahora se ha afincado en Burgos por primera vez, una ciudad que siente que le ha acogido y donde ha dado los primeros pasos de su carrera musical.
Una carrera precoz. Ahora tiene 22 años, pero fue solo hace cinco cuando comenzó en esto de la música. Primero tocando la guitarra acústica, luego componiendo y más tarde dando el salto a la eléctrica. En estos momentos, se ha convertido en uno de los artistas emergentes locales con mayor proyección recibiendo elogios de músicos de la talla de Diego Galaz.
Hoy, 11 de mayo de 2023, lanza su primer sencillo ‘The Dweller of my Heart‘, un trabajo que ha producido junto a Nacho Mur, guitarrista de La M.O.D.A., y que acompaña con un videoclip grabado y editado por Miriam Vera y Sara Irazabal.
Nos sentamos junto a Andreu para hablar sobre el proceso creativo detrás de este nuevo trabajo, sus inquietudes musicales o sobre sus próximos conciertos.
¿Cómo llega un chaval castellano a la música estadounidense? Porque tu música no tiene nada que ver con lo que se suele hace en Burgos o incluso en España.
¡La gran pregunta! (bromea Andreu). Es porque las influencias que yo tengo musicalmente desde que tengo uso de razón, son de la música que hago. Cantautores americanos que hacen country y rock sureño. El concepto cantautor no es igual en Estados Unidos que en España. En España es con la guitarrita acústica y en Estados Unidos es más una persona que compone canciones y las interpreta con la guitarra eléctrica, con el teclado, o con lo que sea.
Todas esas referencias las he tenido en casa con los vinilos que se compraba mi padre cuando yo estaba aún en el colegio. Era un chaval. Es lo que he ido escuchando desde pequeño, cuando me puse a escribir mi primera canción eran los sonidos que yo tenía en mente y los matices compositivos y sonoros que yo tenía en la cabeza, y así es el género que hago yo.
¿Quieres apostar por este sonido? Porque este género y cantar en inglés en España tiene sus handicaps y también cosas buenas.
Sí, soy consciente de que en España es un handicap por algo tan sencillo como que no es el idioma de aquí y no todo el mundo entiende lo que digo. Pero, creo que la música aparte de un mensaje en la letra o algo que quieras transmitir al público, también es la atmósfera de la canción, cómo te expresas cantando o tocando, los matices sonoros de la propia música, eso hace muchísimo.
Yo de hecho, al principio, cuando era pequeño, no entendía lo que querían decir las canciones que yo escuchaba en inglés, pero a mí me encantaba cómo sonaban las guitarras en el blues o en el rock; cómo cantaba la gente country, esos matices del sonido americano que a mí me gusta tanto. A mí eso es lo que me emocionó de la música, no las letras.
Luego ya me metí en el mundo letrístico y me seguí enamorando más y más todavía. La música no es solo entender, sino lo que te provoca sin necesidad de comprender la letra.
Lanzas tu primer sencillo ‘The Dweller of my Heart’, que en español vendría a significar ‘El habitante de mi corazón’, ¿qué significa está canción para ti?
Es una canción de amor. Además, ya tiene tiempo, la escribí hace tres años. La he elegido porque es una canción a la que tengo mucho cariño. Me parece buena, bonita y que además no es un canción de amor al uso. Obviamente la letra es muy melosa y lo que digo de la chica de la que estaba enamorado en aquel entonces es muy dulce, pero al mismo tiempo la atmósfera, la armonía de la canción es muy menor, rozando un poco lo trágico porque también sentía que me iba con un muro de frente.
Cuando abres tus sentimientos de esa manera, te estás exponiendo mucho y puedes resultar herido. Por eso está lo dulce que digo en la letra con lo trágico de la melodía y la atmósfera de la propia canción, están las dos caras de la misma moneda.
Este sencillo lo has producido con Nacho Mur, guitarrista de La M.O.D.A., ¿cómo ha sido trabajar con él?
Ha sido maravilloso. Porque Nacho, aparte de ser un músico espléndido y con ideas muy afines de a las mías a la hora de buscar sonidos y de cómo hacer la canción, es una persona encantadora, te sientes muy a gusto a su lado trabajando, es una persona muy honesta a la hora de grabar. Cuando te hace presupuesto para grabar, es un tío muy transparente, si no llegas a cumplir todas las horas que teníamos pensadas de estudio, eso te lo quita y no te lo cobra. Es una persona muy honesta en ese sentido y a nivel musical increíble. Es un guitarrista fantástico y, sobre todo, una persona con la que me he encontrado en muy buena sintonía para sacar esto adelante.
¿Has grabado este tema o hay más trabajos esperando?
He grabado dos. ‘The Dweeler of my Heart’ y la segunda, que se llama ‘Anymore’, que saldrá más adelante, dejaré un tiempo. Primero han sido estos dos singles. Una primera toma de contacto a ver qué le parece a la gente.
¿No hay nada más grabado?
De momento no. Solo tengo estas dos canciones, a ver qué opina la gente. Yo estoy muy contento con el resultado, la verdad. A ver qué ocurre.
Otra persona que ha hablado muy bien de ti es Diego Galaz, con el que tocaste recientemente y que escribía en Instagram: “Nunca he conocido en mi carrera a alguien tan joven y con tanto talento y seguridad en su trabajo artístico. Un prodigio.”
Sí, eso lo puso después de darle un billete de 50 euros (bromea Andreu).
¿Qué sientes cuándo alguien como Diego Galaz, que es un referente musical tanto en Burgos como a nivel nacional, dice estas palabras de ti?
Extremadamente alagado porque una persona con su trayectoria musical, que ha visto a tanta gente, que ha tocado con tanta gente tan buena, que te diga eso… cuando le escucho algún cumplido a mí me reconforta muchísimo. Me da mucha confianza para seguir creyendo en mí mismo y en lo que hago y la verdad es que es bastante increíble.
Sobre todo porque yo a Fetén Fetén y a Diego, yo los conozco desde que tengo nueve años, o así. Les he visto en directo desde que soy pequeñísimo y ahora escuchar estas cosas de él y poder trabajar junto a él es una gozada.
Tocaste con él en el Auditorio Fundación Cajacírculo el pasado 10 de marzo, ¿cómo fue ese concierto?
Fue muy especial. Ya lo llevábamos hablando desde verano. Todo fue por David Ruíz, el cantante de La M.O.D.A., un día coincidimos en la terraza del Hangar con más gente. Estaba Diego ahí, obviamente yo ya sabía quien era, y entonces David nos presentó a los dos. David pensó que tendríamos cosas en común y que podríamos estar hablando. Entonces me presenté, le dije “Soy Mario, encantado”, y David dijo “Sí, es Mario Andreu” y Diego ya me conocía. Yo no tenía ni idea de que me conocía y me dijo “Si te conozco, me han hablado muy bien de ti”. La verdad es que no me lo esperaba.
Esa misma tarde empezamos a hablar un poco, referencias musicales de cada uno, nos dimos los teléfonos y me dijo que cuándo tocaba próximamente para ir a verme a un concierto. Y fue el bolo de Sampedros y ahí estuvo.
“Recuerdo que esa semana pasé un gripazo increíble y llegué y me tuve que pinchar cortisona para poder cantar.”
Después del concierto me dijo que le gustó mucho y que a ver si hablábamos y quedábamos para tomar un café. Quedamos y me propuso tocar juntos y antes de que acabará la frase yo ya estaba diciéndole que sí.
Con Diego, al igual que con Nacho, además de que son unos músicos espléndidos es que son unas personas muy sencillas, te hacen sentir muy bien a su lado. Aparte de lo que disfrutas musicalmente, tomándote un café ya es una maravilla.
El concierto fue maravilloso. Recuerdo que esa semana pasé un gripazo increíble y llegué y me tuve que pinchar cortisona para poder cantar. Tuve una tos tan virulenta que no podía ni hablar sin toser. Pude salvarlo, pero fue duro. A ver, lo podemos repetir pronto y estamos sanos.
Ahora preparas varios concierto tanto en acústico como con banda, ¿qué formato te gusta más: tú solo con tu guitarra o acompañado de una banda? Y, ¿cómo te sientes más cómodo?
Me adapto bien a los dos. Aunque es verdad que desde que yo he empezado lo que he hecho más es tocar solo en un formato muy pequeño con otro músico igual, los conciertos con banda los disfruto mucho más, pero me gustan mucho las dos cosas.
Cada una tiene algo que es maravilloso. Depende mucho del lugar. Porque ir a un escenario grande para un festival y tocar demasiado acústico quizás no este tanto en contexto, pero si tocas en un bar pequeñito está todo como mucho más recogido, la gente está más escuchando.
Luego el hecho de poder tocar en banda a mí me permite sacar también mi faceta más rockera, más blusera y poder tocar con la eléctrica y explayarme también. Que a mí me encanta el rock sureño y el blues y hacer canciones con riffs potentes y con mucha mordida. Son un poco como las dos caras, desde tocar una canción country muy melosa y muy tranquila hasta tocar algo con matices de Led Zeppelin o The Allman Brothers. A mí me gusta mucho porque creo que en concierto le da mucha dinámica y mucha riqueza el hecho de que haya momentos más intimistas y otros de explosión total de volumen y de música. Lo valoro mucho como espectador y es lo que intento hacer como músico.
Hoy mismo, 11 de mayo, Mario Andreu actúa en la vinoteca El Lagar junto a Paula Vila y Miguel Ángel Azofra, el 20 de mayo estará actuando en la Noche Macara dentro de la Noche Blanca 2023 y, además, participará en dos de los grandes festivales de música en la ciudad como son el San Miguel Festival Tribu, dentro del proyecto VOLVER; y en el 25 veces gracias Burgos.