

Fotografía de Andrés Velayos
Expectativas

Es un concierto de rock en una vieja cantera. Las expectativas son altas.
Durante

The Mañana Culture nos dio lo que prometían y sorprendió lo bien que estaba todo pensado y montado.
En retrospectiva

The Mañana Culture sí, conciertos en canteras no tanto.
Son las siete de la tarde y estamos de camino a Hontoria de la Cantera. Pasado el pueblo comenzamos a ver coches y grupos de personas andando por la carretera. Ya hemos llegado. Y es que hoy, no es un sábado cualquiera. Estamos en el Patrimonio de la Luz, una vieja cantera de la que se extrajeron las piedras que hoy componen la Catedral de Burgos y que, por un día, se ha convertido en una gran sala de conciertos.
The Mañana Culture es el culpable de que pasemos un sábado por la noche encerrados bajo tierra. Un proyecto que surgió de la conexión musical entre Samuel Peñas y Andrew McAffer. Ambos son veteranos en esto de la música y, tras haber vivido todo tipo de conciertos, querían hacer algo especial para la presentación de ‘Bravado‘, su primer disco.
Al buscar salas en Burgos, Samuel Peñas, guitarrista y productor de la banda, se encontró con que no había ninguna opción que se adaptase a lo que querían. Pero, un día conoció que Neønymus había actuado en una antigua cantera. Así que, tras dar el visto bueno y ver que se podía hacer, decidieron presentar su álbum en el Patrimonio de la Luz.
Tras pasar el control de entradas, nos encontramos con un inmenso portón que nos cerraba el paso. “Esperad cinco minutos ahí”, nos indicaban los chicos que estaban revisando los tickets. Tras unos momentos de espera, aparecieron tras la puerta los dos guardianes de la ‘Cueva de las Maravillas‘.
Al igual que en ‘Las mil y una noches‘, tuvimos que gritar bien fuerte “Ábrete sésamo” para poder abrir la gran puerta que nos separaba del interior. Dentro, un camino con luces de colores nos guiaba hasta el interior del Patrimonio de la Luz. Poco a poco, subimos una larga cuesta y dejamos atrás a los miembros de la Compañía Teatral Molécula Escénica, que nos habían deleitado con este divertido recibimiento.

Al llegar a la galería central nos encontramos con un mini festival subterráneo. A la izquierda, un food truck, la barra y los baños, a la derecha la sección de merchandising donde, además de adquirir el vinilo o camiseta de The Mañana Culture, podías hacerte con gran variedad de álbums; y al fondo, en el centro, el escenario presidido por una gran columna de piedra caliza.
Llegamos media hora antes del primer concierto, así que pudimos disfrutar un rato del set de Almendro Soul Flower, que se encargó de animar la velada con una amplia selección de música rock. Poco más tarde, sobre las 20:30h, comenzaría la primera actuación de la noche: Invierno en Groenlandia, el nuevo proyecto en solitario de Jag Stone.
Acompañado de su guitarra, teclado y sintetizadores conseguía trasladarnos en un viaje musical íntimo y personal. Una propuesta en la que, el productor y compositor afincado en Barcelona, nos acercaba a temas ambientales, creando una atmósfera sonora que recordaba a artistas como Bon Iver o José González, aunque con un estilo propio.

Tras su actuación, llegaba el plato fuerte de la noche. The Mañana Culture salía la escenario y comenzaba un concierto en el que sus temas propios se iban intercalando con alguna versión de otros artistas, como ‘Bad Guy‘, de Billie Ellish.
Andrew McAffer, cantante y frontman de la banda, se hizo pronto con el escenario del Patrimonio de la Luz. Su energía, sus gestos y la pasión que transmitía nos hizo conectar rápidamente con sus canciones. También se podía apreciar la emoción en la mirada de Samuel Peñas, que desprendía ese aura de quien puede mostrar por fin un proyecto en el que ha estado trabajando durante años.
Pronto, llegó uno de los momentos más emotivos de la noche. Apagaron el equipo de sonido y empezó a sonar ‘Pictures‘ aprovechando únicamente la acústica de la sala. Tras ello se fueron deslizando por el resto de temas como ‘Interzone‘ o ‘Worst Kept Secret’, que nos iban introduciendo en su universo propio, apoyados de unas visuales que se proyectaban en el fondo de la gran galería.

Aunque no todo fue perfecto. El sonido rotundo y directo de The Mañana Culture, quedaba desmerecido en algunas canciones, yo creo que más por una falta de potencia en el equipo de sonido que por la propia banda. Esto hacía que las canciones, cuando debían romper y hacernos vibrar, no lo hicieran con la contundencia y fuerza que nos hubiera gustado.
Finalmente, terminaron con el tema instrumental que también cierra el disco ‘Laurel / Yanni‘. Un concierto que nos supo a poco. Que dejó el ambiente con la sensación general de que cuando ya estábamos completamente dentro de su propuesta, llegó el momento de terminar.
La experiencia fue única, todo fue rodado y parecía inverosímil que estuviéramos en el interior de una cantera. No obstante, aunque para conciertos especiales como este es un emplazamiento ideal, no salimos con las ganas de repetir la experiencia. No por la música, sino por la incomodidad de ir hasta allí y que, lógicamente, no es un sitio que se construyera pensando en acoger conciertos.
Eso sí, The Mañana Culture ha entrado de lleno en mi lista de proyectos musicales a los que no perder la pista. Como ellos mismos proclaman en su nombre, siempre hay algo bueno que hacer, algo por lo que apostar y más conciertos que vivir, ya sea en canteras o en cualquier otro lugar.
